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El cuentista sabe bien el cuento y es obvio que ha practicado diciéndolo varias veces. No necesita apuntes y habla con seguridad.
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El cuentista sabe el cuento bastante bien y ha practicado diciéndolo una o dos veces. Puede necesitar apuntes en una o dos ocasiones, pero el orador está relativamente seguro.
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El cuentista sabe algo del cuento, pero parece no haberlo practicado. Puede que necesite apuntes en 3-4 ocasiones y el orador parece estar incómodo.
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El cuentista no puede decir el cuento sin usar apuntes.
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El cuentista mira y dice el cuento a todos los miembros de la audiencia con interés e intonación variada en su voz.
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El cuentista mira y dice el cuento a todos con poco interés, monótono.
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El cuentista mira y dice el cuento a unas pocas personas en la audiencia.
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El cuentista no mira o trata de involucrar a la audiencia.
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